Un pequeño grupo de mujeres protestó este jueves en Kabul, la capital de Afganistán, en rechazo a la prohibición de estudiar en la universidad impuesta esta semana por el Gobierno talibán, y algunas de ellas fueron detenidas, informó una activista.
La protesta, inicialmente prevista frente al campus de la Universidad de Kabul, la más grande y prestigiosa del país, se vio obligada a desplazarse a un barrio cercano debido al gran despliegue de fuerzas de seguridad en los alrededores de la casa de estudios.
«Derechos para todos o para nadie», vociferaron unas 20 mujeres, vestidas con el velo que cubre la cabeza y el pecho, o hiyab, y algunas con mascarillas, mientras levantaban el puño reclamando que se les permita estudiar, informó la agencia de noticias AFP.
Pero, «algunas mujeres fueron detenidas por mujeres policías que se las llevaron», relató una manifestante que pidió reservar su identidad.
«Dos mujeres fueron puestas en libertad, pero varias permanecieron arrestadas», aseguró.
Entre los detenidos hay tres periodistas que cubrían las protestas y cinco mujeres que se manifestaban en Kabul, precisó la agencia de noticias Europa Press citando al canal de noticias afgano Tolo News.
Las protestas de mujeres son cada vez menos frecuentes en Afganistán desde la detención de destacadas activistas a principios de año. Las participantes corren el riesgo de ser arrestadas, sometidas a violencia y estigmatizadas.
«Las niñas afganas son un pueblo muerto (…) lloran sangre», declaró Wahida Wahid Durani, estudiante de periodismo en la Universidad de Herat, en el oeste del país.
«Están usando toda su fuerza contra nosotros. Me temo que pronto anunciarán que las mujeres no tienen derecho ni a respirar», agregó la estudiante, según AFP.
El miércoles de esta semana guardias armados prohibieron a cientos de mujeres el ingreso a la universidad en línea con el decreto del Ministerio de Educación Superior en lo que fue un nuevo golpe del Gobierno talibán contra los derechos de las mujeres.
En solidaridad, medio centenar de profesores universitarios han renunciado, mientras que sus compañeros varones abandonaron las aulas e iniciaron pequeños focos de protestas.
Ya en marzo, las autoridades del país musulmán habían expulsado a las adolescentes de la educación secundaria, lo que les alejaba de cualquier intento de acceder a la universidad y que llevó a muchas familias a arreglar matrimonios para asegurar el futuro de sus hijas.
Pero el veto no había llegado a la enseñanza superior, lo que permitió a muchas mujeres anotarse hace menos de tres meses para rendir los exámenes de entrada a la universidad.
Además de prohibir la educación, los talibanes expulsaron a las mujeres de los puestos públicos, les prohibieron viajar sin un familiar varón y les impusieron el uso de la burka, la vestimenta que las cubre de cabeza a los pies y que solo deja ver sus ojos a través de una hendidura.
El último veto había sido en noviembre pasado, cuando les prohibieron el ingreso a parques, ferias, gimnasios y baños públicos.
La comunidad internacional hizo del derecho a la educación de las mujeres una condición clave en las negociaciones para facilitar ayuda humanitaria al país y reconocimiento de las nuevas autoridades.
La ONU, Estados Unidos y la Unión Europea criticaron esta última decisión del gobernante movimiento islamista, que había prometido tolerancia al retomar el poder en Afganistán en 2021 luego de forzar la retirada estadounidense tras 20 años de guerra insurgente contra la coalición militar internacional que los había derrocado en 2001.
La prohibición se anunció en Afganistán menos de tres meses después de que miles de mujeres jóvenes superaran los exámenes de ingreso a las universidades del país, gobernado por los talibanes desde su reconquista en agosto de 2021 tras más de una década de ocupación extranjera liderada por Estados Unidos.\
Para el G7, el trato de los talibanes a las mujeres de Afganistán podría ser «un crimen contra la humanidad»
El trato de los talibanes a las mujeres y las niñas en Afganistán puede ser considerado «un crimen contra la humanidad», advirtieron este jueves los ministros de Relaciones Exteriores del G7, conformado por Reino Unido, Canadá, Italia, Francia, Alemania, Japón y Estados Unidos.
Los funcionarios pidieron que se revierta la decisión de prohibir su acceso a la universidad, un día después de que guardias armados negaran su ingreso a las instituciones educativas.
«La persecución de género puede constituir un crimen contra la humanidad según el Estatuto de Roma, del que Afganistán forma parte», denunciaron los titulares de Exteriores en un comunicado, en alusión a la Corte Penal Internacional (CPI) con sede en La Haya.
«Las políticas de los talibanes diseñadas para borrar a las mujeres de la vida pública tendrán consecuencias en la forma en que nuestros países interaccionan con los talibanes», agregaron los ministros de los países más ricos, tras una reunión virtual.
Las autoridades talibanas, que al asumir prometieron ejercer el poder de manera menos dogmática que en su Gobierno anterior (1996-2001), levantaron críticas en todo el mundo con su decisión de prohibir la educación superior a las mujeres.
En marzo pasado, los islamistas habían excluido a las niñas de las escuelas secundarias y de acuerdo con los funcionarios del G7, estas decisiones deberían revertirse «sin más demora», informó la agencia de noticias AFP.
La ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, cuyo país tiene la presidencia rotatoria del G7, consideró que la decisión de prohibir la educación universitaria a las mujeres es un paso más «hacia la edad de piedra».
El G7 aglutina al Reino Unido, Canadá, Italia, Francia, Alemania, Japón y Estados Unidos, pero fuera de este foro, Turquía e Irán se sumaron a las condenas.
«Esa prohibición no es ni islámica ni humana. Esperemos, si Dios quiere, que renuncien a esa decisión», declaró el canciller turco, Mevlut Cavusoglu.
En Teherán, el vocero del ministerio de Exteriores iraní, Naser Kanani, dijo esperar que los talibanes afganos «abran rápidamente la vía a la reanudación de la educación de las niñas a todos los niveles».
Mientras tanto, en Irán siguen las protestas contra el Gobierno por motivos también humanitarios.